¿Qué como acaba una doctora en biología metiendo la cabeza en una empresa de organización de eventos? Raro, ¿no?. Así dice el refrán que la cabra tira al monte….porque ya incluso desde que no levantaba más de un palmo del suelo, una servidora se pegaba como una lapa cada vez que pasaba por el escaparate de una tienda de novias. Pura magia. Para mi siempre ha sido pura magia…y no dejaba de pensar en ese fantástico momento en el que, de mayor, fuera a una de esas tiendas aprobarme todos y cada uno de los vestidos para mi propia boda.
Luego la realidad es otra, claro está, y cuando llegó el momento, salí discutiendo con mi madre, mi tía, mi futura suegra…y las pocas y valientes de mis amigas que se atrevieron a venir para dar un poco de soporte moral al evento, con cara de póker ante mis lágrimas de frustración por semejante tira y afloja familiar. Sea como fuere, finalmente encontré vestido, claro está, navegando entre las varias aguas y poniendo un “poquitín” de mi parte.
La organización de mi boda (exceptuando este pequeño incidente de la elección del vestido de novia) fue tal como pensaba….mágica. Un torrente de ideas, creatividad, sueños, fantasía…que pasó más rápido de lo que hubiera deseado.
Todo esto debió terminar de regar el germen que siempre ha existido en mi interior, porque como si de una adicta se tratase, me quedé con ganas de más….mucho más. Me casaría todos los años….están hartas de escuchar las personas que me conocen. Poco factible, claro.
Pero como ésta inquietud no hacía sino crecer, y crecer, y llenar de ideas mi cabeza pensé…vaya, ¿por que no?. He leído muchos mensajes de autoayuda en Facebook del tipo: “los obstáculos no pueden frenarte, los problemas no pueden frenarte, lo único que puede frenarte en la vida eres tu mismo”…..uhmmmm, da que pensar, esto me ha hecho venirme arriba. Me lo creo y me preparo para dar el gran salto. No seré yo quien me pare los pies. Y con ésta mezcla de locura y magia, y la modestia por la todavía poca experiencia de los eventos que he organizado, me pongo a la espalda la mochila de las ilusiones, me calzo los zapatos de andar todoterreno, y me lanzo a la aventura de cambiar mi vida…. y la de la gente a la que ayudo a celebrar los mejores momentos de las suyas.